4 + Salvación Cuántica + 4
08/04/23 - 04:22
Está todo oscuro, no veo nada, no puedo moverme. Me siento comprimido y agobiado Es como si estuviera encerrado en un espacio muy estrecho, aunque no sé siquiera en qué postura exactamente. Forcejeo. Creo que algo se ha movido. Intento hacer más fuerza.
Creo que puedo escuchar algo. Sí, escucho como risas, disparos, algo de música, todo mezclado. Ahora si tengo claro que algo cede cuando intento moverme. Vuelvo a intentarlo con toda la decisión. Una puerta se abre de golpe a mi espalda y salgo rodando dentro de una habitación de color azulado. Parece que no me he hecho daño. Miro en la dirección de la que vengo rodando… estaba en… ¿un armario? Sí, un armario empotrado, un poco raro, parece hecho de plastilina. No me da tiempo a extrañarme más porque los ruidos en la otra dirección me hacen reaccionar y levantarme. Estoy en un salón, hay un sofá abultado y mullido y una pequeña tele encendida, con antena telescópica y de estilo muy vintage. Conforme rodeo el voluminoso sofá, veo que no está vacío. Hay dos criaturas igualmente plastilinosas en él. A una la puedo identificar con facilidad, es ‘flying spaghetti monster’ y la otra es un ser verdoso con forma de pudding y de un solo ojo colocado a modo de guinda que no parece dejar de derretirse. Me resulta simpático y familiar pero no lo identifico.
— Vaya, ya estás aquí. Venga, siéntate — Me dice no sé exactamente cuál de ellos. Realmente solo queda hueco entre los dos, dudo un poco, no sé a cuál pegarme más porque ninguno tiene un aspecto agradable, pero no lo pienso demasiado y me dejo caer en el hueco. Una vez encajado en el cojín, no me siento nada incomodo entre los dos monstruos.
— ¿Dónde estoy? – Hago la pregunta obvia
— Estás en tu primera fase de sueño REM de esta noche – me responde FSM metiendo su brazo-spaguetti en una bolsa de palomitas
— Mmmm, vale, ¿y vosotros qué hacéis aquí?
— Nada realmente, pasar el rato – dice el verde
— Tendrá algún sentido en particular que esté soñando con un salón con dos monstruos, ¿no? – parecen bastante más pendientes de la televisión que de mí
— No realmente, pero se está bien, ¿no? – El moco verde no quita su ojo de la pantalla
— Entonces no tiene ningún sentido en particular
— Ayer bebiste de más — Interviene el spaghetti —, seguramente no te vas a despertar hasta dentro de 7 u 8 horas más, así que todavía pasarás unas cuantas fases de sueño profundo y REM esta misma noche. Y estás en la primera. Lo que quiere decir que, cuando despiertes, de lo que está pasando ahora no te acordarás de nada. ¿Así que qué importa con qué estés soñando?
— Buen punto — el razonamiento es aplastante — ¿y qué hacemos?
— Pues ver la tele — zanja el ciclope verde pasándome una cerveza, no sé bien cómo porque no tiene brazos.
En el televisor unos tipos con uniformes militares parecen muy activos en la sala de control de una especie de submarino, o más bien, una nave espacial con un rollo muy steampunk. Unos se dan instrucciones a otros en una atmosfera seria y tensa, y parece haber un alto mando sentado en un trono giratorio desde el que también da ordenes frenéticamente a todos los demás.
— ¿Qué están dando? — al menos intentaré cogerle el hilo a esto
— Es una serie de guerra entre dos civilizaciones intergalácticas antagonistas, Atenas y Esparta, que entran en una compleja guerra que dura millones de años. Lo emiten desde la amígdala… mediocre pero entretenido
Uno de los suboficiales saluda y se dirige al tipo de aspecto importante:
SUBOFICIAL: ¡Comandante Blob! Hemos eliminado el último destructor espartano, el sistema Maratón está controlado y conservamos más de la mitad de nuestra flota.
COMANDANTE: No podíamos esperar una victoria como esta, estábamos en una situación desesperada ¿Se envió el mensaje de radio codificado solicitando la aniquilación del sistema a la Estación espacial de desintegración GRB Alice?
SUBOFICIAL: Sí señor, se envió cuando lo dábamos todo por perdido
COMANDANTE: Tenemos que hacer llegar otro mensaje de anulación a la estación o seremos aniquilados por nuestros propios compatriotas
SUBOFICIAL: Pero señor, para cuando llegue un mensaje de radio a la estación Alice, ya habrán lanzado el ataque GRB
COMANDANTE: ¡Cierto! Nuestra única posible salvación es el Sistema de Comunicación Cuántica Superlumínica Filipides. Prepare el siguiente mensaje: “Victoria, anulación ataque GRB”
SUBOFICIAL: Pero Comandante, como Vd. sabe el Sistema de Comunicación Superlumínica tiene un grado de aleatoriedad de más del 85% . Entregará el mensaje especificado solo con una pequeña probabilidad, la otra mitad de las probabilidades podría enviar cualquier cosa, incluso podría enviar la instrucción de activación del protocolo de auto exterminación total del cúmulo estelar ateniense, donde se refugian todas nuestras mujeres e hijos!
COMANDANTE: La tecnología cuántica es uno de los pilares de nuestra civilización. De no ser por esa tecnología, tampoco habríamos sabido de las intenciones de los de los espartanos de iniciar esta guerra y no podríamos habernos anticipado a su ataque. ¡Envíe el mensaje!
— Ah, ya entiendo — me sale prorrumpir espontaneamente —, estoy soñando con esto porque ayer estuve leyendo sobre los experimentos del premio nobel de 2022. Todas las previsiones de la mecánica cuántica se confirman.
— Sí, creo que no te sentó bien saber que los resultados son aplastantes y que todas esas teorías tuyas no tienen el menor sentido — La voz viene del ondulante FSM, tiene una nota de fastidio y otra casi paternal —. Por eso te emborrachaste
— ¿Pero cómo van esos resultados a contradecir mi teoría si no he calculado nada?
— ¿Y por qué no lo haces?
— Porque no sé, soy muy torpe para calcular cualquier cosa — replico con tristeza —. Además, precisamente la idea es que todo el universo estaría implicado en el cálculo de cada paso que da cada partícula. No sé ni siquiera si es posible ningún cálculo.
— Pues ya que no nos vas a dejar ver la serie en paz, algo deberías hacer — El dios-bola de spaghetti vuelve sus ojos de caracol hacía mí con gesto incondescendiente. Mientras, el otro monstruo me pone en las manos una libreta y un lápiz
08/04/23 - 04:22
Está todo oscuro, no veo nada, no puedo moverme. Me siento comprimido y agobiado Es como si estuviera encerrado en un espacio muy estrecho, aunque no sé siquiera en qué postura exactamente. Forcejeo. Creo que algo se ha movido. Intento hacer más fuerza.
Creo que puedo escuchar algo. Sí, escucho como risas, disparos, algo de música, todo mezclado. Ahora si tengo claro que algo cede cuando intento moverme. Vuelvo a intentarlo con toda la decisión. Una puerta se abre de golpe a mi espalda y salgo rodando dentro de una habitación de color azulado. Parece que no me he hecho daño. Miro en la dirección de la que vengo rodando… estaba en… ¿un armario? Sí, un armario empotrado, un poco raro, parece hecho de plastilina. No me da tiempo a extrañarme más porque los ruidos en la otra dirección me hacen reaccionar y levantarme. Estoy en un salón, hay un sofá abultado y mullido y una pequeña tele encendida, con antena telescópica y de estilo muy vintage. Conforme rodeo el voluminoso sofá, veo que no está vacío. Hay dos criaturas igualmente plastilinosas en él. A una la puedo identificar con facilidad, es ‘flying spaghetti monster’ y la otra es un ser verdoso con forma de pudding y de un solo ojo colocado a modo de guinda que no parece dejar de derretirse. Me resulta simpático y familiar pero no lo identifico.
— Vaya, ya estás aquí. Venga, siéntate — Me dice no sé exactamente cuál de ellos. Realmente solo queda hueco entre los dos, dudo un poco, no sé a cuál pegarme más porque ninguno tiene un aspecto agradable, pero no lo pienso demasiado y me dejo caer en el hueco. Una vez encajado en el cojín, no me siento nada incomodo entre los dos monstruos.
— ¿Dónde estoy? – Hago la pregunta obvia
— Estás en tu primera fase de sueño REM de esta noche – me responde FSM metiendo su brazo-spaguetti en una bolsa de palomitas
— Mmmm, vale, ¿y vosotros qué hacéis aquí?
— Nada realmente, pasar el rato – dice el verde
— Tendrá algún sentido en particular que esté soñando con un salón con dos monstruos, ¿no? – parecen bastante más pendientes de la televisión que de mí
— No realmente, pero se está bien, ¿no? – El moco verde no quita su ojo de la pantalla
— Entonces no tiene ningún sentido en particular
— Ayer bebiste de más — Interviene el spaghetti —, seguramente no te vas a despertar hasta dentro de 7 u 8 horas más, así que todavía pasarás unas cuantas fases de sueño profundo y REM esta misma noche. Y estás en la primera. Lo que quiere decir que, cuando despiertes, de lo que está pasando ahora no te acordarás de nada. ¿Así que qué importa con qué estés soñando?
— Buen punto — el razonamiento es aplastante — ¿y qué hacemos?
— Pues ver la tele — zanja el ciclope verde pasándome una cerveza, no sé bien cómo porque no tiene brazos.
En el televisor unos tipos con uniformes militares parecen muy activos en la sala de control de una especie de submarino, o más bien, una nave espacial con un rollo muy steampunk. Unos se dan instrucciones a otros en una atmosfera seria y tensa, y parece haber un alto mando sentado en un trono giratorio desde el que también da ordenes frenéticamente a todos los demás.
— ¿Qué están dando? — al menos intentaré cogerle el hilo a esto
— Es una serie de guerra entre dos civilizaciones intergalácticas antagonistas, Atenas y Esparta, que entran en una compleja guerra que dura millones de años. Lo emiten desde la amígdala… mediocre pero entretenido
Uno de los suboficiales saluda y se dirige al tipo de aspecto importante:
SUBOFICIAL: ¡Comandante Blob! Hemos eliminado el último destructor espartano, el sistema Maratón está controlado y conservamos más de la mitad de nuestra flota.
COMANDANTE: No podíamos esperar una victoria como esta, estábamos en una situación desesperada ¿Se envió el mensaje de radio codificado solicitando la aniquilación del sistema a la Estación espacial de desintegración GRB Alice?
SUBOFICIAL: Sí señor, se envió cuando lo dábamos todo por perdido
COMANDANTE: Tenemos que hacer llegar otro mensaje de anulación a la estación o seremos aniquilados por nuestros propios compatriotas
SUBOFICIAL: Pero señor, para cuando llegue un mensaje de radio a la estación Alice, ya habrán lanzado el ataque GRB
COMANDANTE: ¡Cierto! Nuestra única posible salvación es el Sistema de Comunicación Cuántica Superlumínica Filipides. Prepare el siguiente mensaje: “Victoria, anulación ataque GRB”
SUBOFICIAL: Pero Comandante, como Vd. sabe el Sistema de Comunicación Superlumínica tiene un grado de aleatoriedad de más del 85% . Entregará el mensaje especificado solo con una pequeña probabilidad, la otra mitad de las probabilidades podría enviar cualquier cosa, incluso podría enviar la instrucción de activación del protocolo de auto exterminación total del cúmulo estelar ateniense, donde se refugian todas nuestras mujeres e hijos!
COMANDANTE: La tecnología cuántica es uno de los pilares de nuestra civilización. De no ser por esa tecnología, tampoco habríamos sabido de las intenciones de los de los espartanos de iniciar esta guerra y no podríamos habernos anticipado a su ataque. ¡Envíe el mensaje!
— Ah, ya entiendo — me sale prorrumpir espontaneamente —, estoy soñando con esto porque ayer estuve leyendo sobre los experimentos del premio nobel de 2022. Todas las previsiones de la mecánica cuántica se confirman.
— Sí, creo que no te sentó bien saber que los resultados son aplastantes y que todas esas teorías tuyas no tienen el menor sentido — La voz viene del ondulante FSM, tiene una nota de fastidio y otra casi paternal —. Por eso te emborrachaste
— ¿Pero cómo van esos resultados a contradecir mi teoría si no he calculado nada?
— ¿Y por qué no lo haces?
— Porque no sé, soy muy torpe para calcular cualquier cosa — replico con tristeza —. Además, precisamente la idea es que todo el universo estaría implicado en el cálculo de cada paso que da cada partícula. No sé ni siquiera si es posible ningún cálculo.
— Pues ya que no nos vas a dejar ver la serie en paz, algo deberías hacer — El dios-bola de spaghetti vuelve sus ojos de caracol hacía mí con gesto incondescendiente. Mientras, el otro monstruo me pone en las manos una libreta y un lápiz